Cada vez somos más conscientes de la importancia de combinar tratamientos profesionales de cabina, con un mantenimiento en casa para prolongar y potenciar los resultados deseados.

 

Dentro de estos cuidados están cobrando un gran protagonismo las mascarillas faciales. Ya hay quien augura que ha llegado la era del Powermasking, una tendencia que vino desde Corea y se ha reactivado con el confinamiento.

 

Mascarillas faciales, una tendencia cosmética en auge

 

Una mascarilla facial es un tratamiento cosmético altamente concentrado en principios activos. Al aplicarlo sobre la piel tiene la capacidad de crear un efecto oclusivo que induce a una mayor penetración. Además, no sólo actúa en la capa superficial de la piel, sino que también tiene efecto en las capas más profundas.

 

Las mascarillas más comunes están hechas de biocelulosa, algodón o fibra y se ajustan fácilmente al rostro, cuello y escote. También podemos encontrarlas en otros formatos como el hidrogel y las peel off, que se secan y retiran de una vez, como si de una segunda piel se tratara.

 

Su tiempo de exposición suele ser de entre 10-15 minutos, y es recomendable su uso de 1 a 3 veces por semana, según las indicaciones del fabricante.

 

Elección del tipo de mascarilla

 

La elección del tipo de mascarilla dependerá del tipo de piel y el beneficio que busquemos:

 

Piel seca

 

Para las pieles secas y agrietadas lo más indicado es una mascarilla facial con ingredientes que aporten un extra de hidratación a la piel. Su finalidad es reforzar la barrera cutánea para limitar la pérdida de agua y recuperar una piel confortable y elástica.

Piel mixta/grasa

 

Las mascarillas indicadas para la piel grasa contienen ingredientes de propiedades purificantes y astringentes. Su finalidad es la de limpiar la piel en profundidad sin deshidratarla, matificarla, reequilibrar la producción de sebo, reducir los brillos, cerrar los poros y conseguir una piel limpia.

 

Piel sensible

 

Este tipo de pieles requieren de activos calmantes como la caléndula, que además posee propiedades antiinflamatorias. Su finalidad es calmar en profundidad la piel, controlar los brotes de rosácea, eliminar las rojeces y relajar la epidermis.

 

Piel con arrugas y flacidez

 

Para este tipo de pieles, hay que buscar mascarillas con potentes activos tensores y antienvejecimiento. Su finalidad es la reafirmación de los tejidos y combatir la flacidez. Activos con propiedades antioxidantes y capaces de captar los radicales libres son ideales para estas pieles.

 

Piel con falta de luminosidad y manchas

 

Este tipo de pieles necesitan activos iluminadores especialmente indicados para el cuidado de pieles apagadas con manchas. Su finalidad es un aporte de luminosidad natural para un cutis resplandeciente y que favorezcan un efecto despigmentante.

 

 

Además, existen mascarillas creadas para zonas concretas del rostro que requieren de un tratamiento específico. Éste es el caso del contorno de ojos, para el que existen mascarillas con activos indicados especialmente para esa zona y que normalmente se presentan como parches de hidrogel.

 

En Alqvimia contamos con una nueva línea de mascarillas faciales impregnadas de sérum sobre un tejido innovador y respetuoso con el medio ambiente de algodón y fibra de fruta. Compuestas con los mejores ingredientes naturales y para los distintos tipos de piel y necesidades.

 

 

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